OPINION DE ILDEFONSO GOMEZ

El DEBATE DEL CAPITAN GARFIO

Pascual Collado y José Antonio Castilla, lo nuevo y lo viejo, se dieron cita en el salón de plenos del Ayuntamiento. Los tiempos en política no perdonan y al igual que el mío está a punto de acabarse en lo que respecta a la vida municipal intuyo que el del líder de la oposición también.
La intervención de Pascual sonó a fresca y sincera mientras que la de su oponente sonó a lo de siempre, con verdaderas faltas a la verdad como por desgracia nos tiene acostumbrados en su última etapa. Hasta tal punto que obligó al moderador, de reconocido prestigio como profesional independiente en la comarca, a convertirse en parte, en vez de en árbitro.
El candidato habló de encerrona cuando dio rienda suelta a su resentimiento, embistiendo contra la cadena SER, el público, y algún que otro político de signo contrario que asistió indudablemente para apoyar a Pascual Collado. Justamente fue el “el resentimiento” lo primero que le afeó el candidato socialista.
Comparto con J. Antonio Castilla los últimos 16 años de gobierno municipal y he sido testigo de su decaimiento en la motivación por su lucha por Jimena. Parece como si no nos perdonara las derrotas sufridas anteriormente y parece que más que querer ganar las elecciones nos quisiera dar un escarmiento. No sólo parece que no cree en Jimena, sino que se le ha quedado chica antes de estrenar la responsabilidad de la alcaldía. No se puede llegar al primer debate que le concede el destino, es decir su primera oportunidad para mostrarse tal como nos dice que es, sin preparárselo lo más mínimo.
Reconozco que en los nuevos tiempos que representa Pascual Collado los usos democráticos han evolucionado y él no sólo no ha dejado plantado el debate, sino que se lo preparó concienzudamente. En mi caso, nunca creí acertado participar en debates de estas características, ya que cuando se gobierna, el desgaste obligado, puede suponer una desventaja a la hora de afrontar este tipo de encuentros.
Siempre he visto en Pascual Collado un gran parecido con Rodríguez Zapatero, del que es un gran entusiasta, ya que, además, le aportó uno de los votos que le convirtieron en alternativa de la derecha entonces en el poder. Aquel Congreso Federal en el que nuestra agrupación se ganó una plaza dentro de la minoría discordante con el sector oficialista que apoyaba a José Bono, Pascual quedó seducido por los nuevos tiempos para el partido y para la sociedad que ya anunciaba el futuro presidente de España. Sin duda, nuevos tiempos que en su primera puesta en escena como candidato ha demostrado saber manejar e interpretar. Ha tenido la virtud de convertirse en el representante del verdadero cambio ante una alternativa desgastada y descreída.
Estoy convencido de que si los votos del PA y del PP juntos no consiguen arrebatarnos el poder local en esta próxima cita en las urnas, el PA en Jimena desaparecerá para siempre. No obstante, le deseo lo mejor a José Antonio Castilla y creo que debería de reflexionar y pensar por qué siempre son los malos los medios de comunicación más profesionales que tenemos en la comarca o ¿por qué no le publican nada en el medio escrito más leído del Campo de Gibraltar a su manipulador portavoz Juan Antonio Vázquez?.
Tal vez sea porque judicializar la política, queriendo hacer blanco lo negro, sea una afición irreprimible para el hijo del único concejal tránsfuga que hemos tenido en nuestra vida democrática, a lo que añade su carga de resentimiento contra el PSOE y personal contra mí. Algo que finalmente pagará también su candidato. Además, tiene la mala costumbre de no disculparse cuando pierde los procedimientos judiciales que pone continuamente en marcha contra todos los que pensamos diferente, ya sea medios de comunicación o funcionario o partido en el gobierno.
Un compañero suyo lo ha definido muy bien- “Tiene la sangre fría como los lagartos”-, y con lagartos, quitando los protegidos que tenemos en el Parque Natural, no se puede convencer a nadie que sea humano.
El pueblo de Jimena, humano ante todo, del que Uds. dicen que cuando sea culto les votará, no admitirá que sea con la actitud de un cultivado reptil con la que se pretenda dirigir su futuro. Por suerte, Pascual Collado tiene la sangre muy caliente y, sobre todo, sentido humano y común.
Al Sr. Castilla se le ha pasado el tiempo porque, como al Capitán Garfio, su tiempo se lo ha comido un gran cocodrilo llamado resentimiento al que un día él mismo dio rienda suelta.



Ildefonso Gómez