LA PLAYA DE JIMENA
COMENTARIO DE CURRINI
PASEO DE REFLEXION POR LA PLAYA DESDE EL PATRICIA HASTA SOTOGRANDE
Estamos ya a 2 de Junio y el estío veraniego ha comenzado , así que esta mañana sobre las siete ya se apreciaban los primeros calores y decidí que era hora de comenzar mi primer paseo vespertino por nuestra playa.
Nada más acercarme a la playa, se notaba una leve brisa que junto con la fragancia marinera inundaba mi ser y entre la observación y los recuerdos comencé a pasear sin prisas, con los pies descalzos sobre el agua y las sandalias en las manos. A lo lejos se divisaba una máquina que removía la arena de la playa y dos hombres con bolsas recogiendo plásticos, papeles y otras basuras que los usuarios irresponsables dejaron olvidados el día anterior .
Una chica, trataba de sujetar a un enorme perro blanco, que prácticamente la arrastraba por la playa en su paseo mañanero y junto a ellos un niño pequeño trataba de elevar una cometa sin conseguirlo.
Un grupo de gaviotas, levanta su vuelo a mi paso, dejando sobre la arena mojada las huellas inconfundible de sus patas y que las suaves olas iban borrando lentamente haciéndolas desaparecer.
Un pescador , junto a su caña, intenta desenganchar un pequeño pez y que al pasar junto a él, deposita en un cubo con agua para mas tarde decidir si lo devuelve al agua o caerá sobre el aceite hirviendo.
En mi caminar, me olvido de todo lo que me rodea y no sé porqué comienzan a fluir en mi mente, recuerdos, imágenes y conclusiones de la influencia que esta zona de la costa, está teniendo en los habitantes de JIMENA DE LA FRONTERA ( mi pueblo natal).
Llevo unos treinta años prácticamente vinculado a TORREGUADIARO y a través de todos estos años he visto como personas de mi pueblo han ido comprando paulatinamente sus apartamentitos y ya somos una colonia bastante importante los que gozamos de este paraíso, algunos como yo definitivamente, y otros solamente los fines de semanas y los dos meses de verano. Aquí imitando un poco el razonamiento de mi admirado D. José Regueira yo diría que los primeros fuimos los “ Colonizadores”, después vinieron los del “Goteo” y por último tenemos los “Domingueros”.
Entre los colonizadores, mantenemos buenas relaciones, pero casi siempre dentro de una cierta distancia, quizás porque en realidad cuando vivíamos en Jimena tampoco nos unía una fuerte cohesión de amistad, pero la verdad es que nos alegra muchísimo cuando nos vemos y nos saludamos en nuestros encuentros, casi siempre en la playa o zona de los bares.
Los del “Goteo” empiezan primero alquilando un apartamento por quince días o un mes durante el verano, así repiten varios años… hasta que por fin se deciden y compran en la Urb. Playa Guadiaro , Solmar ó Punta Europa y al poco tiempo aparecen sus vecinos del pueblo que a lo largo, también compran con lo que el “goteo” es un afluir constante y que en cierto modo nos está haciendo un poco más agradable la convivencia pues nos estamos conociendo más y las relaciones interpersonales son mejores en lo que respecta a los intercambios de recuerdos generacionales sobre nuestro pueblo.
Este pasear mío, me está haciendo llegar, sin darme cuenta al malecón de piedras del puerto de Soto Grande, en cuya pequeña dársena un submarinista se zambulle constantemente y aprecio en la distancia que está cogiendo navajas y cañaíllas, de forma furtiva , pues estos menesteres están prohibidos.
Me doy la vuelta y en mi paseo de regreso, continuan mis pensamientos , donde habían quedado y parace que estoy viendo los Domingos toda la playa llena de personas y entre las sombrillas y pequeñas tiendas a numerosos paisanos “Domingueros” con familias enteras sentadas alrededor de las mesas y los críos jugando y corriendo delante de ellos. Resulta un tanto curioso que sobre las once de la mañana ya están todos comiendo y tomando la cerveza ó tinto de verano, pero… es que al rato sobre la una vuelves a pasar y están ya con la barbacoa y la tortilla de patatas y si vuelves sobre las cinco continuan con la mesa puesta y el termo de té o café. Estos tienen sus preferencias, unos se afincan en la “Calita del Patricia” y otros prefieren “la playa larga”.
Nosotros de pequeños no conocíamos la playa en el verdadero sentido de la palabra, pero jamás presentí que la necesitaba, pues tenia lo más grande del mundo para disfrutar tardes enteras de baño en “La Peña Gorda”. “Los Juncales”, “El Tragante”, “ El Charco el Pinito”, “ La Tosca”, “Macarro”, “El Puente Hierro”. Sólo necesitábamos unas alas de corcho( que las fabricábamos nosotros mismos ) y una improvisada merienda en un cartucho de papel que casi siempre contenía un gran trozo de pan(a veces minaíto de hormigas),queso de cabra picante, o un chorizo llorón por el calor que terminaba todo devorado en lo alto de las enormes piedras que había junto al río. El regreso era siempre cogiendo moras de zarza, achofaifas, peras, manzanas, ciruelas que cogíamos como podíamos de los huertos “El Mondeño” “Tio Cojo”, “Los Mudos” y para mitigar el calor estaban “ La Poza La Pileta”, “ La Encubierta” y “La Poza La Barranca” a las que más tarde les puesieron aquellos letreros que nada me gustaban “AGUA NO POTABLE”.
Cuando me doy cuenta, ya estoy sentado sobre una roca, enjuagándome los pies y poniéndome las sandalias me dirijo hacia mi apartamento para así poderos contar, a través de mi ordenador, todo lo que he sentido y experimentado esta mañana en mi paseo por la playa de mis convecinos de JIMENA.(Los Colonizadores, Los del Goteo y los Domingueros).
Nada más acercarme a la playa, se notaba una leve brisa que junto con la fragancia marinera inundaba mi ser y entre la observación y los recuerdos comencé a pasear sin prisas, con los pies descalzos sobre el agua y las sandalias en las manos. A lo lejos se divisaba una máquina que removía la arena de la playa y dos hombres con bolsas recogiendo plásticos, papeles y otras basuras que los usuarios irresponsables dejaron olvidados el día anterior .
Una chica, trataba de sujetar a un enorme perro blanco, que prácticamente la arrastraba por la playa en su paseo mañanero y junto a ellos un niño pequeño trataba de elevar una cometa sin conseguirlo.
Un grupo de gaviotas, levanta su vuelo a mi paso, dejando sobre la arena mojada las huellas inconfundible de sus patas y que las suaves olas iban borrando lentamente haciéndolas desaparecer.
Un pescador , junto a su caña, intenta desenganchar un pequeño pez y que al pasar junto a él, deposita en un cubo con agua para mas tarde decidir si lo devuelve al agua o caerá sobre el aceite hirviendo.
En mi caminar, me olvido de todo lo que me rodea y no sé porqué comienzan a fluir en mi mente, recuerdos, imágenes y conclusiones de la influencia que esta zona de la costa, está teniendo en los habitantes de JIMENA DE LA FRONTERA ( mi pueblo natal).
Llevo unos treinta años prácticamente vinculado a TORREGUADIARO y a través de todos estos años he visto como personas de mi pueblo han ido comprando paulatinamente sus apartamentitos y ya somos una colonia bastante importante los que gozamos de este paraíso, algunos como yo definitivamente, y otros solamente los fines de semanas y los dos meses de verano. Aquí imitando un poco el razonamiento de mi admirado D. José Regueira yo diría que los primeros fuimos los “ Colonizadores”, después vinieron los del “Goteo” y por último tenemos los “Domingueros”.
Entre los colonizadores, mantenemos buenas relaciones, pero casi siempre dentro de una cierta distancia, quizás porque en realidad cuando vivíamos en Jimena tampoco nos unía una fuerte cohesión de amistad, pero la verdad es que nos alegra muchísimo cuando nos vemos y nos saludamos en nuestros encuentros, casi siempre en la playa o zona de los bares.
Los del “Goteo” empiezan primero alquilando un apartamento por quince días o un mes durante el verano, así repiten varios años… hasta que por fin se deciden y compran en la Urb. Playa Guadiaro , Solmar ó Punta Europa y al poco tiempo aparecen sus vecinos del pueblo que a lo largo, también compran con lo que el “goteo” es un afluir constante y que en cierto modo nos está haciendo un poco más agradable la convivencia pues nos estamos conociendo más y las relaciones interpersonales son mejores en lo que respecta a los intercambios de recuerdos generacionales sobre nuestro pueblo.
Este pasear mío, me está haciendo llegar, sin darme cuenta al malecón de piedras del puerto de Soto Grande, en cuya pequeña dársena un submarinista se zambulle constantemente y aprecio en la distancia que está cogiendo navajas y cañaíllas, de forma furtiva , pues estos menesteres están prohibidos.
Me doy la vuelta y en mi paseo de regreso, continuan mis pensamientos , donde habían quedado y parace que estoy viendo los Domingos toda la playa llena de personas y entre las sombrillas y pequeñas tiendas a numerosos paisanos “Domingueros” con familias enteras sentadas alrededor de las mesas y los críos jugando y corriendo delante de ellos. Resulta un tanto curioso que sobre las once de la mañana ya están todos comiendo y tomando la cerveza ó tinto de verano, pero… es que al rato sobre la una vuelves a pasar y están ya con la barbacoa y la tortilla de patatas y si vuelves sobre las cinco continuan con la mesa puesta y el termo de té o café. Estos tienen sus preferencias, unos se afincan en la “Calita del Patricia” y otros prefieren “la playa larga”.
Nosotros de pequeños no conocíamos la playa en el verdadero sentido de la palabra, pero jamás presentí que la necesitaba, pues tenia lo más grande del mundo para disfrutar tardes enteras de baño en “La Peña Gorda”. “Los Juncales”, “El Tragante”, “ El Charco el Pinito”, “ La Tosca”, “Macarro”, “El Puente Hierro”. Sólo necesitábamos unas alas de corcho( que las fabricábamos nosotros mismos ) y una improvisada merienda en un cartucho de papel que casi siempre contenía un gran trozo de pan(a veces minaíto de hormigas),queso de cabra picante, o un chorizo llorón por el calor que terminaba todo devorado en lo alto de las enormes piedras que había junto al río. El regreso era siempre cogiendo moras de zarza, achofaifas, peras, manzanas, ciruelas que cogíamos como podíamos de los huertos “El Mondeño” “Tio Cojo”, “Los Mudos” y para mitigar el calor estaban “ La Poza La Pileta”, “ La Encubierta” y “La Poza La Barranca” a las que más tarde les puesieron aquellos letreros que nada me gustaban “AGUA NO POTABLE”.
Cuando me doy cuenta, ya estoy sentado sobre una roca, enjuagándome los pies y poniéndome las sandalias me dirijo hacia mi apartamento para así poderos contar, a través de mi ordenador, todo lo que he sentido y experimentado esta mañana en mi paseo por la playa de mis convecinos de JIMENA.(Los Colonizadores, Los del Goteo y los Domingueros).
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