LA CHARRANA DE LOLA LA DE LOS BRILLANTES
LOLA, LA DE LOS BRILLANTES.
por CURRINI
LOLA, LA DE LOS BRILLANTES.
Ricardo; De vez en cuando doy repasos a casi todas las secciones de tu periódico y hoy no sé porqué, viendo las escenas cotidianas, me ha venido a la memoria una de tantas que contemplé siendo yo un chaval, pues era muy frecuente que en las calles se produjesen pequeñas discusiones entre vecinos ó con los viandantes, pero como es lógico, nunca llegaba la sangre al río y todo volvía a continuar como si no hubiese pasado nada.
Iba Esteban Gil por la calle Larga, con su canasto bajo el brazo, pregonando con fuerza… ¡ Se cambia ó se compra toda clase de metales y chatarras como almireces, quinqueles, candelabros y las pelotas de los caños! ( en esto último a veces se confundía y decía otra cosa que hacía muchísima gracia a todos), pero ese día y en la citada calle, salió una buena señora( era una mujer un tanto extraña, muy arreglada siempre con grandes collares y pendientes y de buen porte) y dirigiéndose a Esteban le dice… que sea la última vez que da Vd. voces en mi puerta que me tiene cansada ya con sus gritos de pregonero de tres al cuarto y por su parte Esteban que era un hombre también extraordinario con mucho sentido del humor, ese día se sintió ofendido y le contestó con mucho arte…. ¡ Me lo dijo Lola ¡ y aquella mujer en medio del enfado contestó…. ¿ Que Lola…..la de los Brillantes….? Y Esteban, no pudo aguantarse y comenzó a reirse a carcajadas de la gracia que le hizo, pero….. lo más curioso es que aquella mujer también empezó a reirse y terminaron abrazados amigablemente en el centro de la calle y los curiosos que estábamos por allí no pudimos por más que dar un fuerte aplauso.
Aquella señora siempre la hemos recordado en mi casa como a Lola la de los Brillantes y Esteban Gil , también fallecido hace muchos años, tiene a su hija Mariquita Plata y su yerno Diego, que viven en la Estación y a los que tengo mucho cariño porque son como de mi familia.
Saludos. Currini
Ricardo; De vez en cuando doy repasos a casi todas las secciones de tu periódico y hoy no sé porqué, viendo las escenas cotidianas, me ha venido a la memoria una de tantas que contemplé siendo yo un chaval, pues era muy frecuente que en las calles se produjesen pequeñas discusiones entre vecinos ó con los viandantes, pero como es lógico, nunca llegaba la sangre al río y todo volvía a continuar como si no hubiese pasado nada.
Iba Esteban Gil por la calle Larga, con su canasto bajo el brazo, pregonando con fuerza… ¡ Se cambia ó se compra toda clase de metales y chatarras como almireces, quinqueles, candelabros y las pelotas de los caños! ( en esto último a veces se confundía y decía otra cosa que hacía muchísima gracia a todos), pero ese día y en la citada calle, salió una buena señora( era una mujer un tanto extraña, muy arreglada siempre con grandes collares y pendientes y de buen porte) y dirigiéndose a Esteban le dice… que sea la última vez que da Vd. voces en mi puerta que me tiene cansada ya con sus gritos de pregonero de tres al cuarto y por su parte Esteban que era un hombre también extraordinario con mucho sentido del humor, ese día se sintió ofendido y le contestó con mucho arte…. ¡ Me lo dijo Lola ¡ y aquella mujer en medio del enfado contestó…. ¿ Que Lola…..la de los Brillantes….? Y Esteban, no pudo aguantarse y comenzó a reirse a carcajadas de la gracia que le hizo, pero….. lo más curioso es que aquella mujer también empezó a reirse y terminaron abrazados amigablemente en el centro de la calle y los curiosos que estábamos por allí no pudimos por más que dar un fuerte aplauso.
Aquella señora siempre la hemos recordado en mi casa como a Lola la de los Brillantes y Esteban Gil , también fallecido hace muchos años, tiene a su hija Mariquita Plata y su yerno Diego, que viven en la Estación y a los que tengo mucho cariño porque son como de mi familia.
Saludos. Currini
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