POESIA GANADORA DEL CERTAMEN DIEGO BAUTISTA PRIETO
ESTAMPA DE PUEBLO ADENTRO
GANADOR PREMIO POESIA XXV CERTAMEN “ DIEGO BAUTISTA PRIETO”
por Juan de Luna.
EL PUEBLO
Contemplad aquí el pueblo, revestido
de cal y de esperanza en la ladera.
Guarda en su nombre un sueño de Frontera
y un eco de campana en su latido.
El recuerdo de aquellos que se han ido
aún hoy, entre cipreses, reverbera
pero prendió la vieja sementera
en otros que el testigo han recibido.
Viejo pueblo de Sur y de horizonte
labrado por el sueño de su gente,
su tenaz esperanza, su amargura;
Pueblo ufano, orgulloso sobre el monte,
cegando la mirada de repente
con fachadas colmadas de blancura.
Contemplad aquí el pueblo, revestido
de cal y de esperanza en la ladera.
Guarda en su nombre un sueño de Frontera
y un eco de campana en su latido.
El recuerdo de aquellos que se han ido
aún hoy, entre cipreses, reverbera
pero prendió la vieja sementera
en otros que el testigo han recibido.
Viejo pueblo de Sur y de horizonte
labrado por el sueño de su gente,
su tenaz esperanza, su amargura;
Pueblo ufano, orgulloso sobre el monte,
cegando la mirada de repente
con fachadas colmadas de blancura.
LA PLAZA
Aquí la plaza, el pueblo…Aquí la vida
de par en pa abierta y derramada.
La madre prolongando la mirada
al juego de los niños, precavida.
Aquí el sol y los bancos, -la encendida
claridad de la tarde iluminada-,
el saludo cordial o de pasada,
el encuentro fugaz, la despedida…
Aquí el anciano solo y cabizbajo,
los novios y la joven casadera,
el bar abarrotado de la esquina,
el descanso, unas horas, del trabajo,
el júbilo impaciente de la espera,
la esperanza que todo lo ilumina…
Aquí la plaza, el pueblo…Aquí la vida
de par en pa abierta y derramada.
La madre prolongando la mirada
al juego de los niños, precavida.
Aquí el sol y los bancos, -la encendida
claridad de la tarde iluminada-,
el saludo cordial o de pasada,
el encuentro fugaz, la despedida…
Aquí el anciano solo y cabizbajo,
los novios y la joven casadera,
el bar abarrotado de la esquina,
el descanso, unas horas, del trabajo,
el júbilo impaciente de la espera,
la esperanza que todo lo ilumina…
ANCIANAS
Ellas todo lo saben. Han nacido
donde habrán de morir. Y jamás vieron
el mar ni sus orillas. Prefirieron
la quietud de lo siempre conocido.
Recuerdan a los hijos que se han ido
y a aquellos forasteros que vinieron.
Las cosas que en el pueblo acontecieron
Las salva su memoria del olvido.
Giran por la mañana la visita
y a la tarde murmuran el rosario.
No lamentan su vida ni su suerte.
Aquí aguardan, heróicas, la gran cita.
Un día, desde el alto campanario,
Ellas todo lo saben. Han nacido
donde habrán de morir. Y jamás vieron
el mar ni sus orillas. Prefirieron
la quietud de lo siempre conocido.
Recuerdan a los hijos que se han ido
y a aquellos forasteros que vinieron.
Las cosas que en el pueblo acontecieron
Las salva su memoria del olvido.
Giran por la mañana la visita
y a la tarde murmuran el rosario.
No lamentan su vida ni su suerte.
Aquí aguardan, heróicas, la gran cita.
Un día, desde el alto campanario,
tañerán las campanas por su muerte…
CEMENTERIO
Entre frondas agrestes y tapiales
-sobre la paz del campo verdecido-
un grajo, indiferente, trama un nido
y florece romero entre zarzales.
Se amontonan mil tumbas desiguales
que rescatan mil nombres del olvido.
Sólo el vuelo de un pájaro pérdido
se vislumbra entre el blanco de las cales.
Refulge el mármol –claridad silente-
y al punto se iluminan, cenicientas,
las letras de los nichos más desiertos.
Suenan golpes de azada, de repente,
y uno siente en las suelas polvorientas
Entre frondas agrestes y tapiales
-sobre la paz del campo verdecido-
un grajo, indiferente, trama un nido
y florece romero entre zarzales.
Se amontonan mil tumbas desiguales
que rescatan mil nombres del olvido.
Sólo el vuelo de un pájaro pérdido
se vislumbra entre el blanco de las cales.
Refulge el mármol –claridad silente-
y al punto se iluminan, cenicientas,
las letras de los nichos más desiertos.
Suenan golpes de azada, de repente,
y uno siente en las suelas polvorientas
la llamada doliente de los muertos
LA SIESTA
-Calma nítida, azul-, llegó la hora
de la siesta sagrada tierra adentro.
La soflama del sol sale al encuentro
de la cal de las casas, cegadora.
Descansan los afanes, por ahora…
La soledad se expande desde el centro
perfecto del silencio. Me concentro
y abandono a la tarde abrasadora.
Deambulo, en silencio, por las calles.
Tras un portón observa, con sigilo,
el rostro hospitalario de una anciana.
Descansa la labranza de los valles.
Todo es sosiego, respirar tranquilo,
Calma de transparencia meridiana.
AUTOR: ENRIQUE BARRERO RODRÍGUEZ
-Calma nítida, azul-, llegó la hora
de la siesta sagrada tierra adentro.
La soflama del sol sale al encuentro
de la cal de las casas, cegadora.
Descansan los afanes, por ahora…
La soledad se expande desde el centro
perfecto del silencio. Me concentro
y abandono a la tarde abrasadora.
Deambulo, en silencio, por las calles.
Tras un portón observa, con sigilo,
el rostro hospitalario de una anciana.
Descansa la labranza de los valles.
Todo es sosiego, respirar tranquilo,
Calma de transparencia meridiana.
AUTOR: ENRIQUE BARRERO RODRÍGUEZ
Nota de Tiojimeno: Les recordamos que la nueva convocatoria del concurso ha salido hoy y la pueden leer aqui:
1 comentario:
Gracias Ricardo por darnos la información TOTAL.
AUNQUE NO SE NOS VEA POR AHÍ LLEVAMOS A jIMENA DENTRO
Paco Gutiérrez
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