LA CHARRANA DE MARIA GIL
MARIA GIL Y LA TELEVENTA
Acaba de sonar el teléfono. Lo he cogido y era uno de esos pesados televendedores que empiezan dándote los buenos días y quieren terminar sacándote el numero de la cuenta corriente. Me he acordado de una Charraná que le pasó a María Gil,“ la pescaera”.
Me contaba ella misma, con la gracia que la caracteriza, que ya la tenían frita con llamadas para que se apuntara a esto, comprara lo otro en “cómodos plazos” o contestara a la encuesta sobre tal producto en oferta.
Hasta que un día tomó una determinación .
Mira Ricardo, me dijo. “Yo ya estoy jartita y ¿Sabes lo que hago?
Cuando llama un pesao de esos le digo :
“Mire usted, yo soy la criada, cuando venga la señora ya la llama usted y le explica to esas cosas.”
Me contaba ella misma, con la gracia que la caracteriza, que ya la tenían frita con llamadas para que se apuntara a esto, comprara lo otro en “cómodos plazos” o contestara a la encuesta sobre tal producto en oferta.
Hasta que un día tomó una determinación .
Mira Ricardo, me dijo. “Yo ya estoy jartita y ¿Sabes lo que hago?
Cuando llama un pesao de esos le digo :
“Mire usted, yo soy la criada, cuando venga la señora ya la llama usted y le explica to esas cosas.”
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