miércoles, 5 de diciembre de 2007

ACTOS DEL DIA DE LA CONSTITUCION: DISCURSO DEL PSOE



DISCURSO DEL XXIX ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA.

El portavoz del PSOE , Fernando Gómez, fué el encargado de dar lectura al discurso.


En estos días la Constitución Española cumplirá veintinueve años de vida, y con ocasión del aniversario nos satisface enormemente reflexionar sobre lo que supuso en su momento, y el papel que ahora juega el texto que vio la luz en Diciembre de 1978.


En primer lugar, es fundamental analizar cuál era la situación en la que nos encontrábamos. Ésta estaba determinantemente marcada por un régimen autoritario que había socavado toda conciencia de democracia, participación política e instituciones libres y abiertas a los ciudadanos. La nueva Constitución iba a suponer un vuelco absoluto en este sentido, puesto que se otorgaba la soberanía popular al pueblo español. Además, nos enfrentábamos a la sempiterna dialéctica amigo-enemigo que tanto daño ha hecho a España en toda su historia constitucional, mucho más cuando el régimen que nos gobernaba tenía su origen en una cruenta y fraticida guerra civil que ha marcado durante décadas las relaciones entre los españoles, según el cuál había sido su bando, su educación, e incluso su localización geográfica durante la guerra.

En este sentido, la Constitución de 1978 es importantísima porque comenzó a cerrar heridas y agravios que parecían eternos, siendo portadora de unos valores de diálogo y consenso que difícilmente encontramos en sus antecedentes históricos.

Volviendo a aquellos años que conmemoramos fue fundamental que los partidos políticos de izquierda fueran legalizados y participasen en las elecciones de 15 de junio de 1977, que supusieron las bases de la elaboración de la Norma Suprema, porque se introducía por primera vez en casi medio siglo en el juego democrático a todos sus actores. Sin una participación sin exclusiones, la Constitución no habría cumplido la función que hoy reconocemos y por la que se la valora tan positivamente, el ser de todos y para todos.

Este fin de semana pasado, de nuevo luto, la banda terrorista ETA asesinó a tiros, tras romper el alto el fuego al agente de la Guardia Civil, D. Raul Centeno y dejó malherido a su compañero D. Fernando Trapero, (hoy tristemente fallecido) en la localidad francesa de Capbreton.

Faltan y a la vez sobran palabras para condenar este crimen repugnante que desde este Grupo municipal queremos denunciar y repudiar con la mayor firmeza, queremos también reiterar que la violencia terrorista no conseguirá nunca hacernos renunciar a la libertad, la democracia y el estado de derecho.

El sacrificio de los agentes de la Guardia Civil, tal como el de tantos otros, antes que ellos, nos compromete a estar más unidos que nunca para que todos juntos pongamos fin a la lacra del terrorismo.
De igual manera nos sentimos afligidos por la pérdida de nuestro vecino Francisco Benítez Lozano en un desgraciado accidente laboral.
La siniestrabilidad laboral es ante todo, un problema humano: la pérdida de la vida, salud o integridad física de una persona y la tragedia que ello representa para la víctima y su entorno familiar, pero es también un problema social que como tal tiene su reflejo en la Constitución, al establecer, en su artículo 40.2 como uno de los principios rectores de la política social y económica, con la “seguridad e higiene en el trabajo”.

Comprenderán, que el sentimiento de profundo dolor que en estos momentos nos embarga no sea el mejor sostén para nuestro espíritu, ni el compañero ideal de la palabra que nos corresponde transmitir hoy. Pero el ánimo triste no puede ser excusa para el cumplimiento del deber, y mucho menos obstáculo que pueda alterar la normalidad y la estabilidad institucional. Es por ello que con emoción nos dirigimos en este Pleno Extraordinario para conmemorar todos el 29 aniversario de la Constitución
Española.

Según consta en el art. 45, que nos indica que “Todos tenemos el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo”. Y que “ Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”.

Cualquiera que sienta la curiosidad de repasar el nivel de preocupación que existía por los temas medioambientales durante la gestación de nuestro texto constitucional de 1978, apreciará que, en ese tiempo, todavía no existía una sensibilidad ante los problemas de conservación de la naturaleza, que comenzaría a despertarse catorce años más tarde con la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Brasil, conocida por la Cumbre de Río, donde todos los países se comprometieron a instaurar un nuevo sistema de entendimiento, buscando desarrollos viables, justos, ambientalmente adecuados para el presente y que, además, no comprometieran el destino de las nuevas generaciones, idea que quedó plasmada con el término desarrollo sostenible. Uno de los logros alcanzados en esta Conferencia fue la aprobación de la Agenda 21, denominada así porque su objetivo es su puesta en práctica en este siglo.

La anticipación de nuestra Constitución al problema medioambiental es, por tanto, digna de ser resaltada porque, según la redacción de los artículos ya indicados, se aprecia que están reflejados los aspectos esenciales del fenómeno, como el desarrollo de la persona, el deber de solidaridad con las generaciones futuras y el coste de la protección medioambiental, que se resuelve de modo delicado con la expresión “solidaridad colectiva” pero que apunta en la línea de que los costes de la utilización de recursos naturales y de restauración del medio ambiente sean asumidos como gastos de producción.

Durante las dos últimas décadas, diferentes acontecimientos provocados o no por el hombre, como el síndrome tóxico en 1981, los vertidos al mar de los buques Mar Egeo en 1992 y Prestige en 2003, las inundaciones provocadas por fenómenos meteorológicos como la presa de Tous en 1982, los devastadores incendios en nuestros montes y los vertidos industriales en el parque de Doñana en 1997, conmocionaron a la opinión pública española. Estas catástrofes concienciaron a la sociedad del peligro que supone un desarrollo económico incontrolado sobre el medio natural y de la gran influencia que tiene el medio ambiente en el estado de salud de la población, e impulsaron el desarrollo del mencionado artículo del texto de la Constitución, con la creación del Ministerio de Medio Ambiente en el año 1996, que supuso un importante avance en la planificación y control de las medidas políticas en materia ambiental.

En el año 1999 se crea el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, lo que introduce un elemento más en el desarrollo del artículo 45 de nuestra constitución. La función del SEPRONA es velar por el cumplimiento de las disposiciones que tiendan a la conservación de la naturaleza y el medio ambiente, de los recursos hídricos, así como de la riqueza forestal y de cualquier otra índole relacionada con la naturaleza.

Cuando en 1988, científicos de la NASA informaron a la comunidad internacional de la existencia de un calentamiento global provocado por el aumento de las concentraciones de los denominados gases de efecto invernadero en la atmósfera, se creó en las Naciones Unidas un grupo de trabajo para estudiar la situación y el estado de este nuevo fenómeno. Motivado por la excesiva emisión de gases procedentes de la combustión de materias fósiles requería la búsqueda alternativa de fuentes de energía más limpias. La ratificación del protocolo de Kioto pone en evidencia la concienciación de la sociedad para resolver este serio problema. Las autoridades comunitarias se han comprometido a reducir sus emisiones. La asunción de este compromiso requiere cumplir rigurosamente con medidas de política energética, de transportes, industria y agricultura.

Ejemplo de la concienciación y el necesario cambio de mentalidad en nuestra sociedad es Agadén-Jimena, colectivo que va a ser reconocido en este acto, al cual les adelantamos las felicitaciones.

MUCHAS GRACIAS.

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