CONCIERTO DE CUBA TRAIGO UN CANTAR EN EL ESTADIO
Jimena se rinde a los temas cubanísimos del grupo de Compay
EL GRUPO COMPAY TRAJO EL SON A JIMENA
Cuba te traigo un cantar es una canción de Carlos Puebla, el cantor de la revolución. Fue también el espectáculo que ayer abrazó la noche jimenata, que más tendría que haberse llamado Jimena te traigo el cantar, ese cantar que respira Cuba en cada acorde del grupo de Compay Segundo. Ese son que también hubiera traído la formación que militó en las filas de El Guayabero, pero finalmente causó baja de última hora, por enfermedad, según informó la organización. El concierto, pues, se quedó en un mano a mano entre los herederos de Compay y Diego El Cigala, el flamenco más cubano, el cubano más flamenco, que actuó bien entradas las estrellas.
Jimena encontró ayer la Cuba que cualquier tiene presente, esa música que es más que acordes para convertirse en un modo de vida y una identificación. El país que le canta a los aguadores y baila con las maracas, la tierra de ese seseo cubanísimo que hace que la palabra corasón se sienta de otra manera. El grupo de Compay Segundo, el presente del legado del gran Compay, sonaron a pura Cuba. Lo son. El son. "Me dijeron en La Habana que en Jimena les gusta guarachar". Sí señor.
Los nueve músicos del grupo de Compay, entre ellos sus hijos Salvador y Hugo, trajeron a Jimena la música cubana más tradicional, el extremo opuesto a la función del jueves de Habana Blues Band. El bajo eléctrico se cambió por el contrabajo, las descargas guitarreras por las maracas, hubo sección de viento y un espíritu sabrosón. El repertorio se llenó de temas clásicos, clasicazos, como Dos gardenias, por poner sólo un injusto ejemplo. Cada uno de ellos fue convenientemente explicado a los aproximadamente 400 espectadores que asistieron al concierto. Fue la forma de acercar al público a unas composiciones que nacen de la vida en la isla y de sus gentes, la forma de saber cuál de ellas en concreto le escribió Compay a su primera novia. Fueron cartas de "amor de loca juventud" o pregones santiagueros.
No tardaron los más animosos a ponerse a bailar al ritmo del grupo de Compay, que también guiñó a los boleros en una atmósfera de ron y besos. Es esa música que cualquiera reconoce con sólo dos notas, ese son inconfundible que es un sello cultural, sueños mulatos para una noche de verano en Jimena.
Jimena encontró ayer la Cuba que cualquier tiene presente, esa música que es más que acordes para convertirse en un modo de vida y una identificación. El país que le canta a los aguadores y baila con las maracas, la tierra de ese seseo cubanísimo que hace que la palabra corasón se sienta de otra manera. El grupo de Compay Segundo, el presente del legado del gran Compay, sonaron a pura Cuba. Lo son. El son. "Me dijeron en La Habana que en Jimena les gusta guarachar". Sí señor.
Los nueve músicos del grupo de Compay, entre ellos sus hijos Salvador y Hugo, trajeron a Jimena la música cubana más tradicional, el extremo opuesto a la función del jueves de Habana Blues Band. El bajo eléctrico se cambió por el contrabajo, las descargas guitarreras por las maracas, hubo sección de viento y un espíritu sabrosón. El repertorio se llenó de temas clásicos, clasicazos, como Dos gardenias, por poner sólo un injusto ejemplo. Cada uno de ellos fue convenientemente explicado a los aproximadamente 400 espectadores que asistieron al concierto. Fue la forma de acercar al público a unas composiciones que nacen de la vida en la isla y de sus gentes, la forma de saber cuál de ellas en concreto le escribió Compay a su primera novia. Fueron cartas de "amor de loca juventud" o pregones santiagueros.
No tardaron los más animosos a ponerse a bailar al ritmo del grupo de Compay, que también guiñó a los boleros en una atmósfera de ron y besos. Es esa música que cualquiera reconoce con sólo dos notas, ese son inconfundible que es un sello cultural, sueños mulatos para una noche de verano en Jimena.
texto : Europa Sur
Fotos : Tiojimeno
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